martes, mayo 24, 2011

Viaje de papel.

Tomo el título de una vieja canción de blues que habla de drogas. Le quito el sentido al porro y lo aterrizo en otra manera, le dejo las tonadas de esa vieja guitarra desafinada. Contrastes son los que sobran al escribir y al expresarte, el boleto muchas veces es de ida y el tour no incluye ni los viáticos.

Así es la mejor manera de viajar. Sin planes, con lo justo, sin guías de turistas, sin convenciones en la sintaxis, ni mucho menos con las maletas llenas de accesorios, los adjetivos. Con letra poco legible, combinación de la que llaman script y la cursiva; las "s" de remate, una "l" con forma de pato, que importa... si la sustancia es lo que cuenta, las miles de interpretaciones que se pueden dar. Las hay certeras, existen otras absurdas, unas que ni se acercan a nada, pero que provocaron algo, aunque sea mínimo.

Accidentado resulta el viaje de papel, rayones a falta de grafito, la tinta negra y azul, unos trazos que en ocasiones se confunden. Los pases de abordar registran fechas y lugares, quedan muy pocas referencias de ello, ya no sé si el vuelo dura una o doce horas, o solamente dos, pero en autobús de mala muerte.

Resulta que es cierto, los compañeros de viaje son esas porciones de amigos que comentaban en el Fight Club. La comida malísima, nunca pido carne en los vuelos, me sienta mal y hace que se me escapen sí, esos superfluos adjetivos, con tres o cuatro adverbios, pero ningún sustantivo.

Cuando uno llega al destino resulta que se encuentra en otro lugar, a veces es de los que llaman comunes, otras ocasiones es nuevo y es donde uno puede disfrutar. El papel se arruga un poco, a veces se pone amarillento por la falta de trato, en caso extremo puede caer sobre el lienzo una copa de vino tinto, café soluble o si resulta que estoy de fino, una mezcla de la selva colombiana.

Destinos sobran. Puedo llegar a un satélite artificial, conectar en la lejana tundra, verme en la partida de skat en la frontera polaco-alemana, si es justificable, como los desnudos, resulta válido y muchas veces esencial para lo que se quiere expresar. Viajar en papel, sobre la barca, abordo de un tren ¡Cómo adoro que sea abordo de un tren! Remite a lo clásico, a lo viejo, a la nostalgia y a esa debilidad que se tiene sobre los trenes.

Sí, una debilidad. Los compartimentos, las maletas, un boletero que te pide tu pase de entrada, el vagón que se convierte en bar y da pie a historias de holandeses locos o de migrantes asiáticos que buscan una vida mejor en el centro de Europa.

Así ha sido este viaje de papel, exactamente como lo quería. Desordenado. Sin saber en que instante bajé del avión al tren, desconociendo cuando adjetivos se me salieron, si las letras "s" tuvieron remate o las "l" una cola de pato.

Sin saber el absurdo que provocará tal texto en los que se empeñan en llamar especialistas, y sin saber si llega a provocar un sentimiento genuino en personas más reales, más genuinas. En personas que no les importan los tours, ni los itinerarios o si viajan en clase premier o turista. El punto es viajar, aunque sea trazando líneas de las que llaman letras en un lienzo de papel.

1 comentario:

  1. Sinhué González-Mesa25 de mayo de 2011, 15:44

    Cerón no leí tu entrada, la verdad da hueva con una lentra tan pequeña y el texto rebuscado del primer párrafo. Se que tienes cosas interesantes que decir, asi que haré un segundo esfuerzo. Saludos

    Sinhué

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