miércoles, febrero 23, 2011

Revoluciones.

En el último mes, en lo que llaman el mundo árabe, se han suscitado hechos extraordinarios entre los pobladores de estos países. Comenzando en Túnez, pasando por Egipto, Jordania, Bahrein, Irán, Libia, Marruecos y otras naciones, el pueblo se ha levantado contra las instancias gubernamentales por la falta de oportunidades y la pobreza que padecen.

Las revueltas han significado la unión de las comunidades organizadas a través de las redes sociales, lo que algunos "expertos" calificaban de sitios frívolos y desinformadores, han demostrado todo lo contrario, que también sirven como un medio de comunicación efectivo en contra de esos Estados que tenían y tienen aún, el recurso de la censura como una forma de control de sus ciudadanos.

Estas nuevas revoluciones han puesto en la mira a internet como un medio libre. Los intentos de Estados Unidos y otros países por regular los contenidos en la red han resultado infructuosos y han provocado también la movilización de activistas en contra de estas formas de administrar contenidos que se quieren imponer, como lo es el ACTA.

La naturaleza de Internet ha transformado claramente la forma en que el mundo y la toma de decisiones en las diferentes sociedades. Las revoluciones en el mundo árabe no son inspiradas por un líder teocrático o religioso, ni orquestadas por los intereses de países occidentales y sus empresas para obtener beneficios económicos.

Dichas revoluciones son llevadas a cabo por personas educadas en universidades, que ven como su futuro se nubla por la falta de oportunidades, el desempleo y la corrupción que prevalece en estas naciones. Debemos recalcar que si bien no existen liderazgos claros, estas revueltas son auténticas y gozan de credibilidad, cosa impensable años atrás con las revoluciones simuladas en distintas partes del mundo.

De nuestras diferentes latitudes debemos reflexionar el cómo queremos utilizar el internet, solamente como un recurso para obtener información o entretenimiento, o para mejorar nuestras condiciones como sociedad. El ejemplo ya lo pusieron los que menos pensábamos, ahora toca el turno del resto de nuestras comunidades, sobre todo las latinoamericanas, tan acomplejadas, desconfiadas, temerosas y apaleadas.