lunes, julio 26, 2010

Revista de un Verano.

Copio el título del suplemento especial del periódico que leo casi todos los días, razones aparte para no mencionarlo, todos lo conocen. Reflexiono de nuevo sobre la idea del concepto de las estaciones del año en un país que vive tiempos complicados y que no ha tenido motivos para regocijarse por lo que muchos consideran la mejor época del año.

A pesar de que abajo de la línea del Trópico de Cáncer suele llover en los meses de julio  y agosto, en el lugar donde vivo se presenta el tiempo de vacaciones escolares. Aun así, no sucede como en otros lados donde presentan entre 41 y 86 festivales de música, ferias tipo San Fermín, culminaciones de torneos de Grand Slam o épicas vueltas ciclistas.

Salvo excepciones muy dignas en lo que llaman "Interior de la República", el verano casi pasa desapercibido en mi país. Los conciertos importantes se dan en la primavera y muy entrado el otoño, las exposiciones artísticas realizan su pausa en estos días, las ferias del libro son inexistentes; quizá el cine es el que se salva de este desértico panorama, pero más que por un sentido estacional, va muy de la mano con la cartelera impuesta por la industria californiana.

Padecemos una pausa que nos enferma y nos deja fuera de tono. Los días extensos nos pueden dar para vivir más cosas, para tener distracciones justas y muy necesarias. Contar con momentos, instantes o intancias mayormente alentadoras, la pausa de medio año es un símbolo de otras culturas y es tomada muy en serio por esas civilizaciones.

Ante este desamparo costumbrista o como me he empeñado en llamar este descuido descomunal en nuestra manera de vivir nuestras vacaciones (asumo que la idea es muy larga) nos queda siempre la opción de idear al margen de los canones.

¿Idear qué? Idear nuestros grandes eventos, concedernos por nosotros mismos una buena revista de verano. Hacer lo atípico, con todo lo que implica esta palabra, por iniciativa propia. Aprovechar el día lluvioso para salir a caminar con esa persona especial o encerrarte todo un fin de semana con una colección completa de autores de literatura fantástica combinado con películas de raros directores daneses.

Crear o como dice una buena persona que apenas conozco, co-crear. Al margen del compromiso comercial, quizá fuera de tono desde el clima tropicaloide que nos invade, pero con la disposición de que por razones aun desconocidas los veranos mal aprovechados, así resultan, con todo y todo, muy intensos e inolvidables.

jueves, julio 01, 2010

Un día más. Día Uno. Parte 3 de 2.

Es jueves, es el día uno, año 0-10. Alexei despierta desorientado. El estudio ha cambiado bastante desde el día numero ocho del año 0-00. Paredes llenas de postales de todo tipo, sitios tan dispares como Luzern y La Habana.

Observa con sumo cuidado el entorno. Papeles y libros que de forma extraña los sentía con vínculos muy fuertes. El recuerdo de Marbella resulta presente, casi 4 mil días después Alexei no pudo expresar palabra alguna de ello.

Cuatro mil días de transiciones. Ivana ya no está con el, hace 3 mil doscientos días de ello. Alexei reflexiona las razones y las sinrazones de estos últimos dos lustros.

Las respuestas negativas a temáticas comunes, la inconsistencia, la evolución de pensamientos, los sueños, las pesadillas; toda la vida de Alexei se ha definido por no hablar, por no expresar lo que aquel día número ocho sintió, lo viene arrastrando desde cuatro mil días atrás.

Las cosas han cambiado bastante. Ivana ha partido a otro sitio más eterno, el 98.5 FM ha dejado de ser lo que era y sólo queda una burda comparsa en un tal 90.9 FM y una copia espantosa en el 105.7; Jordi en Barcelona, la ópera de obertura en el recuerdo y en el sentimiento profundo.

Alexei observa el entorno, recuerda todas las veces que estuvo al hablar y jamás pudo expresarlo, es tiempo de decirlo, que lo sepa, que Marbella sepa todo aquello por lo que Alex ha pasado.

Escribe una carta en una vieja página amarillenta de la vieja libreta de Contabilidad Financiera 2:

Yo sé que han pasado 10 años desde que nos conocimos y que hemos llevado vidas bien distintas. Te imagino con tu mirada penetrante. Toda la vida se pasa rápido cuando me entero de que estás ahí, de que haces cosas, de que estás construyendo un mundo mejor. Esos ojos que me hicieron alzar la vista en aquel jueves de café...

Tu ternura, tu optimismo, me hace ver que en este mundo existe la esperanza. Contemplo momentos en mi mente, te tomo de la mano, pero siempre en la imaginación, siempre en la imaginación. Te miro y te contemplo.

Cuando pienso en ti, me veo siempre mirándote Marbella. Apenas despierto de ello y siento que estas aquí. Por ello me doy cuenta de una cosa bien importante. Yo sé que pronto leerás estas líneas. Ahora me veo, otra vez, mirándote y terminaré imaginando al final que te vuelvo a mirar, sí, otra vez.

Alexei termina agotado. Su cuerpo suda frío y respira con dificultad, quiere relajarse y escuchar música. Recuerda que por las noches pedía al pozo de los deseos cosas sencillas pero que no se cumplieron, al iniciar las emsiones nocturnas de radio recuerda un fragmento de ópera.

Mon coeur s'ouvre à ta voix sonaba en la mente de Alexei, buscó en un cajon profundo, en su alma. Si, le ha hallado, después de expresarlo lo ha encontrado, es libre y las respuestas serán positivas. Es de color rojo... si, es de ella...