Copio el título del suplemento especial del periódico que leo casi todos los días, razones aparte para no mencionarlo, todos lo conocen. Reflexiono de nuevo sobre la idea del concepto de las estaciones del año en un país que vive tiempos complicados y que no ha tenido motivos para regocijarse por lo que muchos consideran la mejor época del año.
A pesar de que abajo de la línea del Trópico de Cáncer suele llover en los meses de julio y agosto, en el lugar donde vivo se presenta el tiempo de vacaciones escolares. Aun así, no sucede como en otros lados donde presentan entre 41 y 86 festivales de música, ferias tipo San Fermín, culminaciones de torneos de Grand Slam o épicas vueltas ciclistas.
Salvo excepciones muy dignas en lo que llaman "Interior de la República", el verano casi pasa desapercibido en mi país. Los conciertos importantes se dan en la primavera y muy entrado el otoño, las exposiciones artísticas realizan su pausa en estos días, las ferias del libro son inexistentes; quizá el cine es el que se salva de este desértico panorama, pero más que por un sentido estacional, va muy de la mano con la cartelera impuesta por la industria californiana.
Padecemos una pausa que nos enferma y nos deja fuera de tono. Los días extensos nos pueden dar para vivir más cosas, para tener distracciones justas y muy necesarias. Contar con momentos, instantes o intancias mayormente alentadoras, la pausa de medio año es un símbolo de otras culturas y es tomada muy en serio por esas civilizaciones.
Ante este desamparo costumbrista o como me he empeñado en llamar este descuido descomunal en nuestra manera de vivir nuestras vacaciones (asumo que la idea es muy larga) nos queda siempre la opción de idear al margen de los canones.
¿Idear qué? Idear nuestros grandes eventos, concedernos por nosotros mismos una buena revista de verano. Hacer lo atípico, con todo lo que implica esta palabra, por iniciativa propia. Aprovechar el día lluvioso para salir a caminar con esa persona especial o encerrarte todo un fin de semana con una colección completa de autores de literatura fantástica combinado con películas de raros directores daneses.
Crear o como dice una buena persona que apenas conozco, co-crear. Al margen del compromiso comercial, quizá fuera de tono desde el clima tropicaloide que nos invade, pero con la disposición de que por razones aun desconocidas los veranos mal aprovechados, así resultan, con todo y todo, muy intensos e inolvidables.